En Ramadán, Alá trabaja jornada completa

23.04.2020

Recuerdo que era muy bonito competir entre hermanos para ver quien aguanta más sin comer. Recuerdo muy bien que mi abuela nos decía que solamente podíamos ayunar durante medio día y que, si ayunábamos dos medios días, los podíamos coser para que sea un día completo. Era muy bonito contar entre las compañeras de clase cuántos días ayunó cada una en Ramadán.

La primera vez que acudí a la mezquita fue en Ramadán y tenía unos 10 años. Era mi tercer año haciéndolo y no de manera estricta. Mi emoción era ir a rezar en la mezquita después de cenar en casa con la familia. Éramos inocentes y muy simples. Pero mi visita por primera vez a la mezquita fue todo un descubrimiento. Todavía guardo en mis recuerdos aquel edificio alto de color blanco y azul cielo, una estructura llamativa que solamente al verla de lejos sabrás que es la casa de Allah. Las mujeres entraban por una puerta y los hombres por otra. El espacio de los hombres siempre es mucho más grande. Eso es debido a que las mujeres no estamos obligadas a ir a rezar. En cambio, los hombres, sí.

En el mes del Ramadán se supone que Allah trabaja jornada completa. Si bien está presente en todo momento y en todo lugar, en este mes sagrado su presencia aumenta más. No sabré decir cómo lo hace, pero se supone que para eso es un Dios, tendrá sus magias. Pobre hombre, tantos pecadores debe controlar. Está explotado en pleno mes del Ramadán.

La mezquita fue mi primer contacto con la hipocresía humana. Todo y que, hoy en día la puedo justificar con la represión religiosa que se ejerce sobre los humanos. Mi sorpresa fue descubrir que en la mezquita muchas jóvenes no iban a rezar. La mezquita era solamente la tapadera para salir de casa de noche. La represión, tanto en Ramadán como fuera, hace que la sociedad cree sus propias pericias para cometer el pecado. Todo aquello prohibido es deseado.

Las pocas mujeres que iban a rezar provocaban mucha rabia en el imam. Pobre hombre, no dejaba de escuchar ruido mientras leía el Corán. Recuerdo que cada vez que escuchaba algún ruido reafirmaba que las mujeres no estaban obligadas a ir a la mezquita, «que se queden a rezar en sus casas», decía. Las mujeres al escucharlo enfadado se reían aún más. Ellas convertían su espacio de la mezquita en un encuentro social, igual que el Hamam (baño magrebí).


Aquí en Cataluña y, por lo que me han comentado mis compañeras, también en el resto del Estado, pasa más de lo mismo. Como viví parte de mi adolescencia aquí, sé de primera mano que es muy parecido. Es más, las jóvenes, de noche sacan a pasear sus encantos, a ver si consiguen enamorar a algún chico. Ellas salen muy monas con sus Jelabas y velos, combinando los colores. A veces parecía que iban a alguna boda. Mientras otras aprovechaban ese tiempo para ver a sus novios secretos. Ya que de día es complicado, porque el beso no solamente es pecado sino que también rompe el ayuno. Es decir, que el ayuno deja de ser válido. De noche el beso es solamente un pecado.

Hablando de este mes, en mi casa se solía escuchar mucho el corán durante el día. Sobretodo, los viernes. Se veían solamente los canales de noticias o religiosos. Un día escuché en uno de los canales una mujer preguntando a un Sheikh (jeque) preocupada por su situación en la que su marido en pleno Ramadán le pedía practicar relaciones sexuales con él. El dilema estaba entre darle el placer porque el hadiz de mahoma dice cuando un hombre pide a su mujer practicar relaciones sexuales con él, ella debe aceptar. Rechazándolo la maldecirán los ángeles de Allah y, si en pleno Ramadán accede a hacerlo, estaría cometiendo otro error. El sexo es pecado mientras dure el ayuno. Desde luego, el sheikh le contestó que la palabra de Allah prevalece más que el deseo de su marido. Pero pienso a veces en las consecuencias de las mujeres que, cuando rechazan a sus maridos en la cama, ellos las violan. Y no se reconoce como violación entre cónyuges.

Supongo a Allah le hace falta mucha mano de obra, no lo ha podido controlar todo. Por eso, ha autorizado a los vecinos a vigilar unos a otros. El control social para facilitarle el trabajo. A veces hay mucho más miedo a que te vea el vecino que Allah.


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